A Juan Diego Aguilera Gómez
( A esta tarde triste y fría
no quisiera haber llegado.
A este dolor en el pecho
que me aprieta y que me amarga…
A este silencioso cuarto)
Solamente palabras me acompañan,
solamente recuerdos me alimentan.
Me hundo en este lecho donde escribo
lo que nunca debía haber sido…
lo que siempre se espera muy lejano.
¿Cómo se huye de estas lágrimas vanas?
¿Cómo curar tus heridas abiertas
que me queman el alma, que me queman?
¡Solamente palabras me acompañan!
¡Solamente el recuerdo me alimenta!
Increpo el sacrificio y tu coraje
y a los celos que hoy la vida te reprocha.
¡Devuélveme la música de tus manos!
Quiero oírte cantar de nuevo al viento
desenterrando nuestros sueños que hoy me apenan,
desmembrando tu tesoro en mis entrañas.
Tengo fuego en la garganta que te grita
con la pasión suprema de un hermano.
He de sufrir tu muerte en este día
Y clamo desde el silencio por tu nombre
Enrique Adrados Maestre Madrid, 2 de noviembre de 2004
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