martes, 27 de noviembre de 2007

Lorca, La Casa De Bernarda Alba auf deutsch.







Anoche asistí a la “premiere” de Bernarda Albas Haus, que por desgracia no pude disfrutar como me hubiera gustado. Hasta ahora, Salzburgo me había más que maravillado por la capacidad de hacer excepcionalmente bien muchas cosas, pero cómo iba yo a imaginar lo que presencié en el teatro principal de la ciudad…

Desde el comienzo de la temporada vi que estaba previsto el montaje de una nueva producción de la última obra dramática de Federico García Lorca, y no pude evitar que mi cabeza se trasladara atrás unos años remontándose a un cálido verano, el del 2003, y a una historia de amor demasiado corta. Y esto, para explicar que fue casi gracias solamente a esta obra de teatro por lo que me hallo ahora en esta ciudad.

Un autor universal como Lorca, pero una obra tan popular y costumbrista como La Casa de Bernarda Alba…Creo que es muy interesante esa cuestión, y la polémica está servida.

Entre la independencia de interpretación y el fuerte arraigo cultural en algunas cuestiones existe un choque inevitable. Pondré como ejemplo la posibilidad de que una persona nacida en Camerún o en la Patagonia llegue a ser un gran cantaor flamenco o que a un gitano de Jerez se le ocurra la idea de dejar el flamenco y ponerse a cantar al estilo tirolés. Libertad para intentarlo, por supuesto, pero dudando mucho del éxito. Debo entender que la dirección de escena optó por una puesta realista lo más cercana al original del autor, y huyendo de factores vanguardistas que sin embargo, en mi opinión, poco tiene que ver con la idea de Lorca. Por desgracia no debieron documentarse bien. Y es que lo que presencié anoche estaba repleto de detalles que olían a puro émulo que rozaba lo grotesco: vestuario que intentaba parecerse al que podía llevar una mujer enlutada en un pueblo de la Andalucía de comienzos del siglo pasado con tacones y botas altas, vestidos y faldas por encima de las rodillas, blusones de terciopelo negro con un carácter visiblemente elegante, pañuelos en la cabeza mal colocados al estilo de una monja, atrezzo poco creíble. A parte de esto, algunas de las actrices eran “espíritus de la golosina”, rubias, altas y de ojos azules, vamos, no se ha visto algo más típico andaluz, aunque esto no se me ocurriría decirlo si por lo menos hubieran actuado y no sobreactuado, y es que salvo “La Poncia”, me dolía tremendamente (deformación profesional) ver cómo el resto de los personajes hablaban con tono de voz desgarrador en todo momento y gritaban con las gargantas apretadas. Será ese el concepto del director de escena del carácter andaluz…espero que no.

Lo mejor de la noche fue indudablemente la compañía, pero no nos equivoquemos, me refiero a quien se sentó a mi lado…Gracias Mariana.

Enrique Adrados Maestre

3 comentarios:

Anónimo dijo...
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Elisa Beltrán dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Elisa Beltrán dijo...

El otro día te escuche cantar en el Cardenio. Me gusto mucho por cierto.
Me sonaba gran parte del repertorio, sobre todo Falla porque mis compañeros y yo misma lo tuvimos de repertorio en la carrera. El paño moruno fué una de las canciones que monté para mi prueba de acceso al conservatorio de Sevilla, al principio se pensaron que era Mezzo, bueno, nunca supieron que era en realidad.
Por cierto conoci a tu madre, muy agradable y muy nerviosa por escucharte y verte triunfar en tu casa, que no se diga que no eres profeta en tu tierra.
Saludos